Hay una gran lista de cosas que me fascinan, cositas sencillas del día a día; me convierten en testigo de la vida y su fragilidad.
Por el pan con queso, el té con leche, el agua tibia para bañarnos, por el internet que nos ayuda a comunicarnos, por las personas que pueden regresar sanas y salvas a casa, por la capacidad de sonreír y cantar, por mis estudiantes (porque son los mejores), por los hijos adoptivos que me has regalado, por las flores, por los miles de millones de copos de nieve que son un reflejo de tu poder, por los abrazos que recibimos, por el hervidito de papas con repollo, por los accidentes que no sucedieron, por la gente que prefirió ser honesta hoy, por la fuerza que le das a los que están luchando por su vida contra una enfermedad, porque puedo disfrutar de lo que hago, porque me has traído hasta aquí donde estoy, por mi presente, por la familia y los amigos verdaderos. Por esto y mucho mucho más, (y por lo que no vino y no recibí) gracias Señor.
31/05/2014